Hacia un entendimiento nuevo de las técnicas corporales – IV

Bienestar: Conjunto de las cosas necesarias para vivir bien. Entre esas cosas necesarias casi siempre tendemos a excluir el ejercicio físico y al hacerlo, rompemos la idea de la definición de “conjunto”, ya que el ejercicio físico nos dará  algunos de los elementos necesarios para conseguir el nivel de bienestar que todos deseamos en nuestra vida cotidiana.

Vivimos en la era de la administración del tiempo.  Sabemos que es esencial para el éxito en todas las facetas de la vida. Afortunadamente, muchos ya dedican por lo menos algún tiempo a la práctica física. Pero otros prefieren dejarlo para “otro día”; para ellos, por la razón, o mejor dicho excusa que sea, la práctica física no forma parte de ese conjunto de cosas que definen el bienestar. Es obvio que cuanto más tiempo tardemos en emprender una práctica física, los efectos beneficiosos que esperamos también serán tardíos, entre ellos disfrutar de una buena salud. Y cuando las señales de nuestro cuerpo sean tan intensas que no las podemos seguir ignorando, muchas veces ya es tarde para recuperar un estado físico que nos permita afrontar con dignidad el irreversible proceso de hacerse mayor.

Toda acción que realicemos es una proyección de nosotros mismos, por supuesto que a la hora de realizar esa acción tendremos que tener las herramientas necesarias para coordinar nuestros movimientos en función de la situación en la que me encontremos. Por ejemplo, si estoy aprendiendo a conducir tendré que saber el funcionamiento del coche para ganar confianza y proyectar mi postura y colocación corporal durante la práctica. O si arrastramos una maleta pesada por la T 4, más nos vale que sepamos cómo compensar el esfuerzo unilateral que estamos haciendo para evitar molestias musculares y articulares.

La Biomecánica nos ofrece una explicación y recomendación para cualquier situación que implique movimientos. Desde cómo mover un objeto, cómo sentarnos o levantarnos y, también, cómo relajarnos. Hay que tener en cuenta que la relajación también es una actividad, en ese contexto se define como “una pasividad extremadamente activa”. La estática no existe, siempre hay movimiento, aunque escape a nuestros sentidos. De pie o en reposo, el cuerpo nunca está inmóvil, oscila permanentemente según sus complejos ritmos particulares, cuya amplitud y frecuencia dan cuenta del funcionamiento de los diferentes sistemas sensomotores que mantiene el centro de gravedad en el interior del polígono de sustentación en el hombre erecto. Así que no sólo se trata de aplicar los principios de la Biomecánica, sino que el conjunto de movimientos o ejercicios – de una clase, por ejemplo – deberá respetar cierto equilibrio entre movimiento activo y pasivo.

Como intuimos que en la cotidianidad no respetamos ni una cosa ni otra, tratamos de solucionar el problema decidiéndonos por comenzar una actividad física. Y velozmente nos apuntamos a algún gimnasio, transpirando nuestras camisetas, creyendo que estamos cumpliendo. En realidad, al terminar cada clase tendríamos que cuestionarnos: ¿Soy capaz de  darle una continuidad a esos movimientos que ejercito en una clase de trabajo corporal? ¿Puedo aplicar la mecánica de esos movimientos aprendidos a la práctica del instrumento musical que uso profesionalmente?  ¿O al esfuerzo que tengo que realizar al traer la bolsa de la compra a casa? ¿Los movimientos que realizo en mi clase de trabajo corporal, puedo aplicarlos en cualquier situación cotidiana? ¿Siento que me proyecto en cada movimiento que realizo? Muy probablemente, la respuesta será que no, en la mayoría de los casos ni siquiera llegamos a plantearnos esas cuestiones. Para hacerlo tendríamos que abrir nuestra mente, crear puentes, unificar, comenzando por nosotros mismos y en relación con el exterior. Hablamos constantemente de ello, pero no somos capaces de pensar en términos holísticos, uno de los dilemas de estos tiempos.

Pero también necesitamos explicaciones, y es que no nos sirven los comentarios generalizados o las referencias en lenguaje críptico sólo entendible para unos pocos. Por ejemplo, según qué zonas activemos en nuestro cuerpo tendremos tendencia a proyectarnos o a encogernos. Es necesario adquirir el conocimiento de esas fuerzas que actúan en nosotros para proyectarnos en todo momento, dándonos la posibilidad de adquirir más fuerza, defensa y resistencia.

Os ilustraré algunas situaciones cotidianas con las que nos solemos encontrar a menudo. Para cualquier acción cotidiana es importante saber cómo funciona nuestra columna vertebral. Si no tenemos en cuenta los principios de la Biomecánica en nuestra columna pronto nos veremos expuestos al riesgo de sufrir alguna patología aguda o crónica, como pueden ser:

 

  • El lumbago, que es la puesta en tensión del ligamento común posterior, crónica o aguda. Generalmente se produce cuando permanecemos demasiado tiempo sentados.

 

  • La ciática, compresión de los elementos nerviosos situados en el canal raquídeo, principalmente el nervio ciático, cuyas raíces salen de la región baja, que es la que tiene que soportar los mayores esfuerzos.

 

Fig. 1 – INCORRECTO: Hay que evitar la flexión vertebral en carga al transportar objetos pesados

Fig. 2 – CORRECTO: Hay que flexionar en las caderas y en las rodillas

Fig. 3 – CUIDADO: Dedicad especial atención y cuidado a las flexiones vertebrales lumbares (que suelen realizarse en carga en todas las técnicas corporales)

Para evitar patologías habría que potenciar un juego de oposiciones de fuerza que limitaran la excesiva amplitud de movimientos. El problema es que precisamente este trabajo de oposiciones de fuerzas generalmente no existe. Cuando  hundimos nuestra zona lumbar en el sillón o silla o asiento del coche o en el colchón blando, hecho de fibras sintéticas, estamos convencidos de que estamos descansando, pero en realidad tarde o temprano nuestras articulaciones se lastimaran, cosa que somos incapaces de prevenir ya que lo ignoramos por completo. Nuestra fragilidad es mayor de lo que pensamos, así que tratemos de movernos de una forma consciente, sabiendo a qué cargas estamos exponiendo nuestro cuerpo en todo momento.

 

Equilibrar y proyectar nuestros movimientos está en nuestras manos y al alcance de todos para así disfrutar de la libertad que nos brindará nuestro cuerpo en simbiosis y armonía con la naturaleza.

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