Hacia un entendimiento nuevo de las técnicas corporales (XIV)
El estiramiento es una de las ayudas más positivas e inteligentes que tenemos a nuestra disposición para aumentar nuestra movilidad y mejorar la coordinación de cualquier movimiento. El entrenamiento a partir del estiramiento es uno de los más completos que existe. Lamentablemente, hay una falta de información preocupante al respecto.
Incluso en círculos del baile profesional es frecuente escuchar que los ejercicios de estiramiento no son compatibles con adquirir mayor velocidad de giro o para potenciar la capacidad de salto. Nada más lejos de la realidad. Quien practique estiramientos bajo supervisión profesional no tardará en comprobar que barreras que parecían infranqueables dejaron de existir. Y en la cotidianidad? Pues el estiramiento forma parte de cualquier movimiento, hasta de los más cotidianos. No sólo nos estiramos cuando realizamos los ejercicios de forma consciente, sino también cuando andamos, nos sentamos, bailamos, subimos a un taxi, bajamos las escaleras y en cualquier movimiento en general.
Hay diferentes tipos de estiramientos, pero en este contexto me refiero sólo a los estiramientos que impliquen movimiento, no los estiramientos estáticos o pasivos, como por ejemplo los estiramientos de fascia. Hablando del movimiento, las fascias actúan sobre todas las formas de movimiento que habitan nuestro cuerpo, miembros inferiores y superiores, respiración, circulación. Las fascias son membranas de tejido conjuntivo que constituyen alrededor y entre los órganos envolturas y conexiones, la elasticidad, tamaño de estas membranas y su rozamiento condicionan los movimientos en el cuerpo humano. La fascia superficial del cuerpo recubre cada grupo muscular y cada musculo, si esta es corta o retraída en alguna parte comprime o disloca las articulaciones y limita la amplitud de movimientos. Por ello el estiramiento bien aplicado, reduce estas tensiones, quema grasa corporal y elimina toxinas acumuladas en tendones y fascias y reduce tensión física y mental, devolviéndole esa amplitud y proyección de movimientos a nuestro traje interno que al fin y al cabo es el que nos proyecta hacia fuera.
Le suelo llamar, indumentaria interna de nuestro cuerpo a los ligamentos, articulaciones, huesos, músculos, fascias, órganos, etc. Todas estar partes que componen nuestro cuerpo son tan ricas pero a veces tan desconocidas. La indumentaria externa a nuestro cuerpo suele ser más importante, aunque esta tape o cubra nuestro interior, que nos está empezando a molestar, tironear, incomodar.
La vida cotidiana está llena de impedimentos. Todo lo que agreguemos a nuestro cuerpo, actúa como prolongación de éste. Si nos ponemos ropa de tallas menores a la que tenemos realmente, nos creará incomodidad y por tanto inconscientemente proyectaremos parte de esa incomodidad hacia los demás, que la pueden percibir. Ciertamente es incómodo llevar ropa inadecuada, pero más incómodo aún es vestir mal nuestros pies. Un elemento fundamental es la altura del tacón, ya que modifica y condiciona nuestra postura. Hay estudios que determinan qué altura de tacón podemos utilizar, en función de la caída de nuestro talón cuando nos ponemos de puntillas. De esta manera estamos agregando altura a la caída de nuestro talón, lo cual implica una adaptación de todo nuestro cuerpo a estos tacones. Esos zapatos que marcan la moda deberían ir de la mano de un buen entrenamiento, pero hacemos lo contrario; no entrenamos y luego nos deprimimos cuando no podemos estar ni una hora sobre esos tacones. Lo primero que suelo recomendarles es habitar el interior de nuestro calzado y luego distribuir los pesos en la planta de nuestros pies, por ej., (ver foto 1 y 2) evitar el desplazamiento del peso hacia el dedo pequeño, llevar el peso entre el dedo gordo y el que le sigue, no perder la elasticidad de nuestros tendones de Aquiles, subir mas nuestros abdominales, no dejar caer los arcos de nuestros pies, etc.
Foto 1: Incorrecto
Foto 2: Correcto
“Así sucede con todas las cosas bajo el cielo. Las plantas y los animales son blandos y dúctiles en vida; pero secos y quebradizos al morir. Verdaderamente, ser duro y rígido es lo propio de la muerte; ser blando y flexible es lo propio de la vida. Cuando el hombre nace, es blando y flexible; cuando muere, se vuelve duro y rígido”.