Claudia Bedacarratz

Claudia Bedacarratz

Profesora y directora. en Estudio Luna.

Profesora de diversas técnicas corporales (Pilates, Biomecánica, Yoga), Bailarina profesional y actriz, dicta conferencias regularmente.

Hacia un entendimiento nuevo de las técnicas corporales (XXV)

La forma en que nos movemos puede dañar o favorecer la calidad de la mecánica de nuestro cuerpo. En este sentido, movernos adecuadamente para cuidar de nuestras articulaciones, es una manera de prevenir lesiones y desajustes.

Para ello es fundamental tomar conciencia de las zonas óseas que articulan nuestro cuerpo. Podemos entrar en contacto con ellas siguiendo las indicaciones del profesor o también usando ciertos elementos, como balones, ladrillos, el suelo o la barra, cerramos los ojos y tratamos de percibirlas en las profundidades de nuestro cuerpo.

Suelo proponer en mis clases diferentes grupos de ejercicios para lograr esa conexión, con diferentes finalidades, como por ejemplo alinear el cuerpo a partir de nuestros huesos. Nos colocamos frente a una pared con los ojos cerrados y vamos acomodando nuestra pelvis desde la articulación coxofemoral, manteniendo las rodillas semiflexionadas, las falanges de los dedos de nuestros pies separadas y alargadas, el mentón bajado y alargando la columna desde el coxis hasta la coronilla. Conforme vayamos progresando en la ejecución de este tipo de ejercicios, iremos comprendiendo mejor la mecánica de cada ejercicio en particular. Es esencial en esta acomodación que no se produzca dolor y si aparece hay que modificar la ejecución rápidamente, relajando  la zona dolorida y tratando de continuar en movimiento cuidándonos de que no se vuelva a afectar esa zona.

Gracias a este conocimiento interno aprenderemos a aprovechar, poco a poco, las ayudas naturales que nos brinda nuestro cuerpo. Por ejemplo, cuando vayamos a levantar peso,  tenemos a nuestra disposición una serie de palancas naturales que se pueden utilizar para elevar pesos con más facilidad que con mera fuerza bruta. De esta manera, el trabajo se distribuye y evitaremos desgastes en ciertas articulaciones, que es lo que termina sucediendo cuando solo utilizamos la fuerza desde la acción muscular sin contar con las particularidades de nuestra estructura ósea.

Estirarse a partir de la colocación articular  contribuye especialmente a cuidar nuestras articulaciones. Mientras estamos en movimiento, en cualquier situación podemos estirarnos. Cuando nos sentamos podemos combinar ese movimiento con el estiramiento, al igual que cuando nos levantamos, limpiamos, conducimos un coche, andamos, bailamos…

Mi baile favorito es el tango, y al igual como en otras disciplinas de baile se disfruta más cuando se baila con movimientos proyectados. El tango se baila caminando y que bueno sería poder mejorar ese andar al compás de la música para poder fundirse en ese abrazo único respetando y compartiendo el espacio que el otro me propone, desde lo más profundo de nuestro cuerpo, desde nuestros huesos.

Da lo mismo si conseguimos estirarnos danzando, caminando o en cualquier otro movimiento, porque lo que conseguiremos en definitiva es aportar más estabilidad, armonía y placer a nuestros movimientos. Convirtiendo esa sucesión de acomodaciones óseas y sensaciones en un danzar interminable.

©Claudia Bedacarratz

En la actualidad dirige el Estudio Luna en Madrid impartiendo clases, seminarios e intensivos a bailarines, músicos, artistas y monitores y cualquier estudioso de las técnicas corporales interesado en trabajar con mi metodología.

Artículos anteriores e información en www.estiramiento.blogspot.comwww.facebook.com/estudioluna5

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